En mil intermitentes momentos
interminables, azules fragmentos
la chispa de tu ánima alumbra
mi faz que asoma en penumbras.
Mis pestañas bailan, vasto recreo,
mis niñas brillan, nublado revuelo,
y en mi pecho, estridente retumba
un tambor de estruendo en batuta.
No es parto, ni luz, nacimiento,
no es luto, caída o deceso,
es tu estrella arribando en estelas
de universos tatuando tus huellas.
Sé de ti, del añil en tus sueños,
sé de ti, del candor de tus cielos,
del carmín irradiando en tu pluma
¡de tu esencia que aún me perfuma!
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce