Escaleras al entretiempo,
cercanía contrastada con antónimos a lejanía, a pilares desorbitados a escalones naufragando,
entremedias deseos de acercamiento a ti.
Contando escalones, uno, dos, tres, miro de reojo el precipicio, cuatro cinco, cien, mil,
tobogán al Edén en fase de juego a ciegas, ochenta, setenta, sesenta, marcha atrás inevitable al miedo del ultima café por ti,
del último trago de cafeína inyectada por vena ocular a tantas veces tropezando en la misma escalera.
Escaleras al mausoleo de tu sepulcro, peldaños adornados de flores negras, una, dos, tres,
pétalos marchitados por cada beso que te robe a espaldas de alguna,
Esa alguna que eras tu.