Ayer perdí las riendas del camino
fué un día largo
no importaba nada
solo salir de festín.
Beber y beber
solo yo me afectaré -decía-
déjenme en paz
que yo a nadie lastimo
déjenme, que sólo así me siento vivo.
Historia tras historia
me fui haciendo de un hueco
cavaba situaciones
creando nudos de recuerdo
(de una soga que a mi mente tiene atada)
enterrándome con las acciones
y profanando maldiciónes.
Amistades fui perdiendo
(y amores)
en otro ser me fui convirtiendo
poco a poco fui pereciendo.
Miles de veces a los cuatro vientos pregunté:
¿qué estoy haciendo? ¿ahora quién soy?
Nadie respondió, como que no les convenía.
A quien corresponda:
¡Ayuda!, no quiero ser más así
quiero volver a ser yo.
Ya no creo en nada ni en nadie
ya ni creo en mi mismo.
¿Que ha sucedido?
¿Acaso es karma o sólo una burla?
De cualquier manera no me quedo a entender.
Y claro que tuve respuesta
de un extraño tipo
al que le llaman Dios.
Aquélla fuerza me decía y comentaba
que lo que yo me hacía solo me arruinaba.
Creí haber escuchado el corto mensaje
pero de nuevo seguí bebiendo.
Al paso del tiempo
fuí realizando
de todo el rastro
que mal iba dejando;
que con todo este guaro
no saldría ganando.
Dios es paso, es camino y destino
no se trata sólo de religión, la Biblia y el vino
hay mucho más que no he vivido.
Ahora quiero levantar, y lo haré.
Del pasto veo un nuevo amanecer, es oscuro
pero en él me siento cómodo
pues no solo el sol provoca euforia
también ese pacífico gris
tan simpático y gentil.
Sabio que habla de la vida
y me cuenta historias aún sin estadía
versos tan bellos como de famosos literatos
versos que re-abren el alma.
Seguí adelante
y por la noche dormía
para hoy abrir los ojos
y así darme cuenta:
-estuve dolido
y fué un tiempo largo
el ayer, duró muchos años-.