Manos suaves, piel plisada que obscureció con el tiempo,
que observa con mirada baja, que guarda pena en silencio.
Con pasos calmos que marcan senderos de pesadumbre,
que ralentizan el tiempo y con tu agonía sucumben.
Tu cabello, hilos de plata, aquel que antaño fue intenso,
yace cubriendo tu rostro y tu ya cascado cuerpo.
Dulzura inmensa en tus ojos, que en ocasiones se empapan
con lágrimas de rocío, que añoran en la nostalgia.
Si un día te invoca la muerte, escalofrío de sereno,
trascenderás como en vida. Tras primavera, el invierno.
Y te gloriará tu fruto, y te alcanzarán mil rezos,
amor de madre no muere, amor de madre es eterno.
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Poema propiedad de Luis Gerardo Alemán
Escrito y publicado el 10 de Mayo del 2013
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