POR EL BARRIO DE SAN ANTONIO
Por ese barrio de San Antonio de callecitas polvosas al que tu nombre hace honor te desplazabas jubiloso, dejabas a un lado el trompo o el barrilete para encender aquel primer tractor con el que papá se inició en la agricultura, aunque fuera difícil alcanzar los pedales por tu corta estatura. Te calzabas el sombrero y sin importar el ardiente sol de abril jugabas a manejarlo de regreso a casa con tus ojos sonrientes e ilusiones por mil. También corrías por el rumbo llevando a los terneros a su correspondiente recinto aunque te distrajeran las lagartijas cruzando el camino. Y como da vueltas el destino…regresas de nuevo al lugar para fijar tus raíces y ramificar el árbol que llevas consigo. Aquellos juegos infantiles son hoy tu realidad, reflejo de los sueños que compartías bajo la lluvia y los maizales.
Mirna Lissett