Que cómo te pude olvidar,
me vienes a preguntar,
con todo el sinísmo del mundo,
y con un descaro total...
Te diré que alguien me enseñó,
que aunque se jure con el alma amar,
te pueden abrazar otros brazos
y otros labios te pueden besar...
Todo lo visto ha funcionado,
para enseñar tienes gran virtud,
porque de todo lo que he aprendido,
mi maestro fuiste Tú!...
Y como ironía de la vida,
esta alumna superó al maestro,
porque tu aún lloras, no me olvidas,
y yo nada siento al recordar lo nuestro.