He mirado los atardeceres,
la ternura, el suplicio, las azucenas.
Le di mi tacto a la suavidad y a la aspereza.
Degusté sabores que disfruté como una niña.
He percibido aromas que me atrajeron.
Entregué mi corazón entero a un momento,
aunque luego lo recogiera a pedazos del suelo.
Todos esos instantes son memorias, fotografías.
Cosas vividas que sirven para escribir,
son matices para armonizar paisajes,
que pintan las letras con los colores de mi alma.
La remembranza más bonita ornamenta
y las evocaciones tristes enseñan,
pero yo no hago más de los recuerdos, mi presente.
Vivo el hoy, a veces delicioso
como un queque de chocolate doble
con mi helado favorito y muchas fresas.
A veces difícil, como es lograr salir
de un embotellamiento vehicular a las seis de la tarde.
Sin embargo, prefiero esto, que habitar en el pasado,
con sus alegrías, honores o engaños, ya resulta vano
quedarme remojando los pies en lágrimas y lamentos,
en lugar de seguir mi camino.
El ayer, cualquiera este haya sido, es sólo una imagen.
Es inútil conversar con un cuadro,
procurar construir un abrazo con algo inanimado,
esperar sentimientos de algo que no siente.
Es vivir una mentira que no vale la pena.
Solía llorar tanto por el pasado,
pero aprendí que es mucho mejor
invertir el corazón en el presente.
- Mis Sentimientos