Lagañas destiñen las sombras
achuradas en mis párpados
que contaminan el origen de la imaginación
-aquí estoy-
soportando el peso de la noche[
mi balanza sombría soporta
el equilibrio del tiempo
que se va llevando
los vestigios
de un hombre que no quiere morir...
Me queda mirarme de frente
oír el cantar de los ángeles
levantando su velo
me saluda ella -traslucida-
-casi fracturada]
era la aurora, eterna imagen del cielo
me tomó de los ariscos reflejos
y levita, cada pétalo de su falda
incitando al baile de las hojas
de entre el aplaudir de la tierra
¡aw! ese olor de la tierra mojada
cuando humedece la paz del alma-
Volando por la fría capa
que cubre lo extenso del alba
despeinando las negras siluetas
de la mañana casi fracturada
y se editó una sonrisa durmiente
en gemidos de animalitos voladores
evocando desconocidos lenguajes
quebrando el aire de vidrio de sus picos-
¡Si era ella!
el lenguaje sutil de la cama
¡Si era ella!
Las palabras desbordándose
en la porcelana de un café inmortal
-suave-
de sabor nocturno -
finalizando en la alarma del espíritu
Era ella vestida de migajas carismáticas
Un maniquí extenso y viviente.
Sonreía al alma en mi pena de estatua.
En su corazón suspiraba el letargo onírico.
Era aquella noche del mañana en mis ojos-