Oh terruño que anhelo a lo lejos,
cuánto extraño tus frescas mañanas,
me da nostalgia el cantar de tus gallos
y de tu soverbia torre, el repicar de campanas.
De tus lluviosas noches añoro el arrullo,
aún recuerdo de tus aves el trino,
qusiera ver tus calles antiguas,
y bañarme en las aguas claras de tu río.
Los reverdecidos cerros que te custodian
me traen a la mente mis días de infancia;
evoco el disfrute de la leche caliente,
y la labor del campo, tan noble y tan árdua.
Montar a caballo cruzando el campo,
disfrutando al paso la naturaleza,
son momentos que llevo guardados,
donde meditaba sobre mis tristezas.
Las milpas concedían su fruto
para motivar las reuniones muy gratas,
y las melodías que sonaban muy alto,
denotaban la alegría de las almas ufanas.
En las fiestas de La Patrona
todos se visten de gala y celebran,
antecede la algarabía al alba,
y termina la noche al uír las estrellas.
Alberto Morales Ureña
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