Nunca pensé que
me negarías trabajar.
A lo nuestro también
le llamamos trabajo.
Y aunque muchos no lo crean,
es uno de los más sacrificados.
No son momentos de flores,
sino de intenso sacrificio.
Me dices que pierdo la memoria.
No voy a negarlo,
tienes razón...
pero te creí con más corazón.
Me tratas como
a un trapo de piso.
En mi juventud
varias veces he barrido
la sala de un cine
para poder entrar
a ver películas.
Lo hice durante
varios años...
El cine era una
de mis pasiones.
Cuando llegaba a casa,
representaba uno
de los personajes.
A través de ellos
nació mi deseo
de ser actor.
Y ahora tú,
me estás negando
trabajar haciendo
uno de los personajes
de la próxima temporada.
Un hombre de mi edad,
ya tengo que claudicar
porque me estás diciendo
que soy muy viejo
para actuar.
En tu próxima obra
hay un personaje adulto...
o llámalo viejo...
Pues bien, soy anciano,
según tu opinión...
¡Me importa un cuerno
si me lo dices!...
No me siento
un anciano decrépito...
aún me siento
con voluntad para actuar...
¡Cómo te han
cambiado los años!...
Y pensar que tienes
dos años menos que yo....
¿Y te crees que
eres un adolescente?
Eres tan viejo como yo...
Con la única diferencia
que tú eres productor
y dueño del teatro...
Y yo soy un actor
que deseo volver
al escenario...
Déjame hacer
ese personaje.
Te aseguro
que ha de ser un éxito...
¿Ya no confías en mí?
¡Dejaste de confiar
porque hace unos años
que no actúo!...
¿Tan poca fe
tienes en mí?
Pensar que no
hace mucho tiempo
me llamabas
porque me catalogabas
como uno de
tus actores preferidos...
Tómame una prueba
en el personaje,
y te darás cuenta
que no te defraudaré.
¡Confía una vez
más en mí,
y me devolverás
la vida!...
Necesito representar,
no tanto por lo económico,
sino porque necesito hacerlo.
Tengo la necesidad
de representar...
Te pido me otorgues
una nueva oportunidad.
¿Qué me respondes?...
No tengas en cuenta
mis lágrimas...
Hay una escena
en la obra,
en que el abuelo
al reprender a su nieto
debe llorar...
Estoy anticipando
mis lágrimas,
porque brotan
desde lo más profundo
de mi alma...
Es por la emoción
de la expectativa...
Dame una afirmación
a mi pedido,
y te aseguro que
el público
saldrá llorando
en el final
de la obra.
Debemos volver
a los éxitos de antes...
¿Me darás el personaje?
¡Confiaba en que
no me defraudarías!...
¡Tampoco yo
he de defraudarte!...
Sí, mañana
a las cinco de la tarde
comenzaremos a leer
el guión...
Hasta mañana,
mi siempre amigo...
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto - 29/11/2013)