No, no son lágrimas, son gotas de rocío
Que resbalan abriendo surcos
Para humedecer los pétalos marchitos
Que mil veces dijeron: “Te quiero”.
No, no son lágrimas, son perlas cristalinas
Que adornarán como estrellas
La larga noche del olvido.
No, no son lagrimas son palabras nacidas
Y que brotan desde lo más profundo del alma.
No son lágrimas, son rocíos del alba.