Alexander J. Montero

A oídas amores

Llueven su tristeza

monstruosas flores,

cae en su llanto

el silencio también,

un suspiro quebrado

dirigido al infinito

y ruedan mil estrellas

mil barrancos y mis sirenas,

corazón ártico asesino

de momentos de miedo,

de veces hambrientas

y recuerdos que no cesan,

alas, dios, alas debo,

mi corazón un camino

y mi celo el cielo,

acaricia mi espalda

dame vos empujame al cielo

y hazme contigo amor volver a volar.