Cuando las caricias se vuelven fugaces
y el existir se duerme en el lecho de la muerte-
siento que no estás- te siento lejana
te siento ajena, te siento traslucida
invisible te siento, hasta no sentirte
involucrandome con la muerte de nuevo
recordándote/
Las sombras llueven melancolías torcidas/
gatea como gotera entre la frialdad
de arrastrarse friccionando mis mejillas
con el austero golpe de mis entrañas
al histriónico quejido del alma-
Aquel sonido de aguda mirada,
susurro en lamentos por palabras
Y… segundos por tiempo aletargado/
Solamente la sentí a ella llamándome
Trama de un cuento
Mito que danzaba en la epidermis de la literatura
Leyenda perpetúa en la retina de mi realidad
Solamente la sentí como sombra en movimiento
oscura, su palabra se marchitaba
cuando volaban gotas en el suspiro del alba
Y desde las extremidades del día
se escucho su aliento en mi tumba
Aún así su voz alimentó mi alma
poniéndole una identidad a cada palabra
En esta necesidad de dibujar
las sonrisas permanentes de aquel fantasma
Siendo el brillo perenne de mi lenguaje
sintiéndola a pedazos en el papel húmedo
la imprimo en retazos de la tinta de mi sangre
para que la imagen de mi madre
sea la vida mía en silencio –ausencia, duele-
Ella en el universo,
ocupando un cielo lleno de esperanza
a este consuelo sombríamente
Observando ella, las gotas lumínicas
arrullándome el cariño ausente
Deja sus manos en mi frente
un beso se cuelga en mis quebradas lágrimas
como astro imperante de la alegría que durmió junto a tus labios
ilumina la oscuridad de mi recinto íntimo que no deja de recordarte
-mi voz se parece tanto al silencio cuando no estás-
Ella vive en las estrellas del firmamento
desde lejos del cadáver del cielo
le ofrezco mi alma- mi vida,
resucita, vuelve a nacer
te necesito!!
dulce mirada
iluminas con ternura
mi cara apagada.