Al ver cómo te incomodo,
no hay nada más que importe,
me aliente y me conforte,
sino lograr de algún modo,
veas que tú eres mi todo.
Ese es mi único deseo,
y cuando en tu rostro veo,
esa sonrisa marchita,
ruego a Dios no lo permita,
en un torpe balbuceo:
Señor has que su sonrisa
pueda volver a brillar
Que no provoque su llanto,
con mi afán y desencanto,
Señor te lo ruego tanto,
cuando la veas llorar:
Señor has que su sonrisa
pueda volver a brillar.
Lo que quiero provocar
es ése cálido gesto
al que nada le protesto
y nada le puedo negar.
Hacerlo ha sido tortuoso,
para ti ha sido evidente,
que en arrebato ferviente,
vuelvo a caer en el foso.
Mientras yo me desvelo,
y mis temores no cesan
estos anhelos empiezan,
a elevarse hasta el cielo.
Entre burbujas me eleva
a través de un bello sueño
que pronto se hace pequeño
pues lo real lo releva.
Y siento mucho temor,
no lograrlo todavía,
y que mi tonta porfía,
nos aleje del amor.
¡Qué corto queda el lenguaje
para la acción definir!
pero no, no voy a huir
aún me sobra el coraje.
Porque aún queda camino,
y aunque sienta desmayar,
contra todo he de luchar,
sin pensar en mi destino.
Quedarán en el ayer
ante tus ojos mil versos
por más que sean diversos
no te podrían vencer.
Yo lo sé, solo palabras,
es lo único que son
pues es ley, no das el don,
de segar a quien no labra.
Tómalas como tú quieras
aunque si deseo tanto
no te imaginas cuanto,
que cual suplicio le oyeras.
Me alcanza una razón
para ti soy como un niño,
y has hecho que este cariño,
fluya desde mi corazón.
Solo pensar en el adiós,
el pensamiento me espanta.
¿No ves cómo me encanta,
caminar juntos los dos?
El pasto que con sus pasos,
va quedándose halagado,
el aire que con agrado,
nos envuelve en dulce lazo.
El cielo que se confunde,
con su mirada serena,
hace que en tan bella escena,
el firmamento redunde.
No pido mas nada de ti,
no exijo que me des más,
si tú alegrías le das,
es suficiente para mí.