Melba Reyes A.

La cita indeclinable.

Estoy al borde del crepúsculo,

sin embargo, aún puedo verme

en  el brillo de una mirada infantil,

en los signos de interrogación  que vomita el mar

y en los jazmines azules de mi jardín.  

 

Aún puedo acudir a una cita

con gorjeos de  ruiseñor y estruendos  de sal

vestir la ropa que nunca lucí,

declamar los versos que a fuerza de no escribirlos

fenecieron en la tarde amarilla que te amé.  

 

Estoy al borde del crepúsculo

pero ya puedo acudir

a la cita indeclinable

con nuestra amiga en común:

Invitarla a un café y a charlar

mientras crecen los geranios

junto a la  lápida roja que me espera.  

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