Cruza la yola por el vidrio acuático
refulgido con óptimos colores,
de una noche atractiva de esplendores
inauditos, tiznando el lago estático.
El sombreado de aspecto flemático
se descuelga entre los halagadores
mimos del agua; con gratos rumores
de un embeleso límpido, enigmático.
Va la lindura fresca armonizando
la rozagante ruta del nocturno
paseo de la yola navegando.
En el principio extenso taciturno
deslumbrante es gozarse la belleza;
preciado don de la naturaleza.
Julio Medina
21 de octubre del 2013