La alborada modula
en el valle de nubes de mil pájaros
un trinar de caricias
Vestidas las montañas
desliza el rocío de las cúspides
bajo un cielo profuso
Entre hierba mojada
relucen los matices de los pétalos
abriendo al sol sus labios.
En prados de silencio
cabalgan los corceles mayestáticos
cautivos de la magia
El fogón amanece
con su olor y sabor mortal de júbilo
tal cual albas pasadas
Cercano se oyen voces
los mugidos reclaman llenar ánforas
en tempranero ordeño.