En las noches es cuando los muertos pueden pensar...
Confieso que no puedo ver los astros colgarse de tus ojos
ya que..., caigo en los mismos síntomas de la hipnosis
cuando titilas la sed líquida que rumorea en mis entrañas...-
Es por eso que no puedo ver los astros-
quedo herido como árbol fundido a la tierra
fiel ancla de los sabios echando raíces
en la unción constelada en el vientre,
de ahí parte el origen de tus ojos de vida,
de ahí parte el origen de la vida de tus ojos,
de ahí parten tus ojos dando vida al origen,
tu origen-
Eres primera, para ser última, siempre quedas esperando,
el tiempo se lleva tus pestañas,
el letargo confirma el origen de tu sonrisa,
no tiene origen, naces y mueres con esa sonrisa,
una sonrisa
que nace
cuando
mis ojos nacen
una lágrima en mis ojos, cuando muere tu sonrisa,
Eres última para ser primera, abres la puerta-
enciendes el tiempo,
buscando cuidadosamente los cristales
dejas la retina achurando los vástagos del pecho,
miras el recinto, miras como se marchita,
-la sangre ya no es como antes-
la sangre vomita suicidios incompletos,
te miras las manos y contemplas las huellas del silencio...
te miras la boca y te contemplas ajena al tacto de los besos...
te sientes ausencia..., te sientes primera...,
en cruzar la puerta...,
entrar en tu cuerpo
- verte, sentirte y alejarte vacía-
Eres un reloj...,
tus costillas no dejan en libertad al tiempo,
sueñas que mañana será mejor que ayer,
y que el presente
es fricción de la máquina que late tu alma
cuando decides anclar tu cabeza a la cuna
de mirar tus raíces fragmentadas
entre las sombras
y renunciar a la hipnosis del universo,
allá lejos donde late la libertad del tiempo...
En las noches es cuando los vivos deciden soñar-