Y las rosas en sus pétalos de lluvia
la sonrisa abatida ya reflejan
lagunas de pigmentos y tinturas,
corrientes sinuosas por tu ausencia.
No aclamo atardeceres en penurias
no reclamo los ocasos sin tus huellas
sólo he sido un espejismo de pintura
pincelando en tu paño mi centella.
En dehesas de praderas moribundas
las simientes sin raíz su vaho entierran
y las yerbas, tan minúsculas, enjutas
su verdor y su tersura aún conservan.
Que a ti lleguen mis mimos sin preguntas
mis caricias sin rencor, tristeza o pena
que los mantos de mi aliento en ternura
te envuelvan, achuchones de epopeya.
Y hoy deseo, si te enteras y me escuchas,
que el luto en tu latir se desvanezca
y sabrás, por si acaso te preguntas
¡que mi pulso por tu amor aún se altera!
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce