En cada aurora
hay un presagio funesto
del día que muere vacío
si no te escucho.
Pero el alba alienta bermellones
en las claras tintas de la noche
si tu luz se sonoriza y fluye
como un río que baja
del monte azul de mis nostalgias
cuando te escucho.
No me hables... pero no te calles
tu palabra cobija mis vuelos
aún con tu silencio...yo soy fuego.
(Antes publicado con verso y rima libre)
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(El mismo en redondillas)
Hay un presagio funesto
de la aurora, en su azul frío,
que el día muere vacío
sin tu fuego manifiesto.
El ocaso rojo alienta
en las tintas de la noche,
unas rimas en derroche
fluyendo canción sedienta.
Mi poema se desliza ...
por el río desde el monte,
besa el cielo su horizonte,
y tu luz se sonoriza
cobijando en paz mis vuelos.
¡¡No me hables, pero no calles!!.
Eres frescura en mis valles,
tu silencio enciende anhelos
cobijando en paz mis vuelos.