Con el último suspiro,
Dió un sorbo a su mate amargo
-Nadie atina hacerse cargo
Cuando abunda la mentira
Y la culpa… tira… tira
Empujando para abajo-
Dice el viejo: ¡Yo trabajo,
No me hablen de la herida…
Si miraran estas manos
Entenderían mi vida!...
¡Páseme otro mate amargo
Para quitarme la ira!...
-Y la anécdota se estira
Y aquel ultimo suspiro,
Nunca es tal, siempre suspira
Recordando su retiro-
¿Renunciar?... yo no lo quise,
Los patrones me obligaron,
Ellos siempre trabajaron
Cosechando el yerbatal…
Y, me daban un dedal
De yerba, como salario
¡Ni pensar, tener el diario
Pa’ refrescar mi lectura!
Pero tenia “el amargo”,
Y una fuerte dentadura…
“Gurisito, no madure
Lo perderá si madura…
¡Si un poquito de cultura
No lo sacará del pozo!”
Y el gurí, se hizo tramposo
Cuanto más iba creciendo,
La dentadura, perdiendo
Y la yerbita, escaseando.
Así, se fue acomodando
A los pies de aquella higuera
Esperando, que cualquiera
-De la ciudad o paisano-
Un mate le compartiera
O le dijera “su hermano”…
Con el último suspiro,
Dió un sorbo a su mate amargo…
Al hogar, un trecho largo
Lo separa de la higuera…
¡Que decir si no tuviera
Una historia que contarles,
Mate amargo, yerbatales…
Y los dientes que me quedan!
¡Que decir a los que quieran
De mi herida, conversar!
¡Me hallarán bajo esta higuera
Cerquita del yerbatal!.