Sabés que caminamos debajo de la lluvia,
nos empapó el saber que podiamos sonreír
a pesar de la cara falsa de la ciudad ficticia.
Nos conmovimos al convencernos que seguía anocheciendo
al seguir el camino de direcciones cualquiera,
las líneas de las huellas, el sonido de las gotas
hasta de la contrariedad de llamarnos inocentes.
Aun tengo los libros que una ves me prestaste
y ahora son el pretexto para invitarte a casa
a tomar un café y hablar de Julio Cortazar
de esa multiplicidad, de es cambio de caras.
(Esto es una ilusión) Aun creo en las caminatas
largas y los cuerpos cansados.
Venimos empapados de tanto amarnos
por muy debajo de ese liquido uniforme
me atreví a soñarte (disculpa) en brazos
laberintos de una voz diáfana, políglota,
aquí estabas, caminando por Guadalajara
con tu libro en la mano y la una hoja doblada
y por tener la misión de ser tu amigo intelectuál
mis manos te llaman y tú no lo permites
como niña avergonzada te cubres
el deseo, este sueño, la armonía
de la displisencia fortuita y traviesa
del golpe de un beso que transcurre
en el tiempo derretido.
Aqui estamos, tú y yo y yo si ti,
tú en alguna parte, quizá serca de mi.