Te pensé a medianoche...
En un papel pálido te pensé a deshoras...
Te besé sin que te dieras cuenta
-te besé en las sombras-
en soledad mis labios eclipsaron silencio
como vestigio fatal en tu ausencia...,
sé que estás presente...
aquí... en el látigo pusilánime de mis venas
donde te pienso a deshoras sangrando mi sangre
sobre un poema que siempre lleva tu nombre;
llevándote cada partícula de mis sueños
al contexto onírico donde no servirá pensarte
ya que serás siempre un lazo de mi boca
por besar la noche, \"la oscuridad de tu cuerpo\"
al sentir-te la primera insinuación del poema
que llevas en tu piel, \"inspiración de mi tacto\"
donde me da miedo poner la primera palabra,
el primer adjetivo, el primer sustantivo
y el último verbo....,
aunque sea de verso libre...
prefiero pensarte ya cuando la muerte se lleve mis ojos
y la retina se adentre a la anestesia de los sueños,
donde estás extensa..., inimaginable siempre
allí donde te pienso hasta ver mi sombra
desaparecer ante los alcances de la noche
y los efectos íntimos de la madrugada...
Superar a la muerte es donde te amo,
donde las mariposas resucitan los astros
donde mi latir es sinónimo del universo
donde la inspiración eres tú-
(Explicación del poema: El amor es otra burbuja, uno ama, pero cuando el amor tiene identidad, tiene nombre y apellido, en ese entonces es..., el amor una fobia. -Estás en mi mente, en mis poemas, en todo, estás para estar siempre, y es imposible sacarte de cada frecuencia; de la mancha de mi sangre, de la tinta en mis venas. Es complejo excomulgarte del cuerpo de la poesía para que seas pensamiento en mis entrañas y seas emociones en el péndulo orillado en mi músculo sofocante.
No sabes como me duele el corazón, y no sé sí sea que de nuevo me este enfermando, (Por herencia en mi familia, todos los hombres mueren por enfermedades cardíacas, quizás allí el problema de mi pecho) me duele el corazón y no sé a quien echarle la culpa, sí al amor -tu amor, mi amor- o a la herencia genética que llevo en mi tinta, en realidad no sé- y no quiero sonar a histérico emocional, pero me duele la caja torácica, siento un puntiagudo eclipse de mi ritmo cardíaco con el arte de pensarte, y no sé sí aquello sea dañino para mi salud. Pero aún así necesito pensarte, aunque no me dejes escribir la primera palabra de mi poema. Y no me dejes inspirarme más allá del recinto que llevo en mi cuerpo, donde sangro cuando mis venas se quiebran, dejando caer la tela-navaja por el origen de un adiós.
No!, hace ya tiempo no interpretó un suicidio como una liberación del alma, [siento que he madurado] por eso, la única navaja que podré sentir en mi vida, es el filo de tus labios cortar la dimensión de mi boca, en un acto cruel de asesinato- siendo cadáver un beso, que estaría siendo una huella eterna en la incisión que espera con ansias mi pecho...
No te culparé por no poder empezar y terminar el poema, sintiendo que el papel- aquel papel que tengo en frente de mis dedos; de mi tinta, mi sangre, es tu piel
una piel que no pienso tocar, hasta que el flujo de mi interior haga verbo al tacto íntimo
expresando el más extenso poema, donde la luna y el sol nos envidiarán, ya que nuestro eclipse romperá con todos los cánones establecido por la naturaleza...)
Noviembre/