A dónde van las oraciones de los poetas, a donde sus invocaciones;
las plegarias y los éxtasis arrancados de los bellos ojos del Universo.
A dónde si no hay cielo, si no hay infierno, sólo un eterno purgatorio
colmado de sueños y quimeras a la espera de resucitar en un verso.
A dónde descansarán los corazones asesinados por la vil desgracia,
los corazones sin corazón, si alma, sin sombra; condenadas al frío.
A dónde, si no existe mago ni brujo capaz de sanar los sentimientos
Sólo el tiempo, capataz espiritual de este gran universo de hastío.
De dónde viene el sol, cuando nos sorprende amándonos sin parar
Cuando orgulloso se impone al mundo sin luz de las bajas pasiones
¿De dónde? de un inframundo gobernado por la lujuria de Selene,
Donde, imitándonos, se funden extasiados en un orgasmo estelar.
De dónde viene el viento nocturno, sereno testigo de los amantes
De las plegarias pasionales, de los ruegos orgásmicos incesantes
¿De dónde? de los cuatro rumbos de tu voluptuosidad candente
Donde mis oscuras pasiones persisten cual criaturas impacientes
A dónde iré, de dónde vendré si broté con el corazón condenado,
Si mi corazón reencarnó en un astrólogo de las estrellas aficionado
Si mi alma se retuerce enferma entre prosas y versos imprecados:
Porque los poetas no nacieron; por un ser abnegado fueron creados.
Citlaltocani 3.12.2013