Sola en mi habitación,
me inundan los recuerdos de aquel amor,
que alguna vez moró en mi corazón.
Pasan los días y te pienso,
más que ayer, más que hoy,
el cielo sigue gris,
no... no estás aquí.
¡Cómo quisiera que estuvieras conmigo!
Que tu presencia me brinde calor y abrigo,
no... no estás aquí.
Mis lágrimas con la lluvia se confunden,
sin poder evitarlo brotan,
tratan de aliviar la pena,
que a mi alma acongoja.
Lágrimas de cristal,
diamantes que cortan mi piel,
gotitas de amor, de mi cielo caen,
tan solo por ti...
No... no estás aquí.