Henry V

De esas noches

A Monique.

 

Leías el tiempo  en voz   paraíso.

Enigmas  te coronaban  el aura. 

Tu  pecho era un  naranjo profeta,

 y el viento silbaba   el futuro

 entre   el olor de los azhares . 

 

Hablaste   la lengua  de  los astros.

 Hicieron un coro con tu nombre. 

 

Dejaste  caer  tu cuerpo en el campo   del  ensueño.

Pariste  una estrella.

 

Me contagié de un aliento,

cepa de  magia virgen,

entre tantas   voces.

 

 En el    trance  hice   alabanzas al      tótem    de  la Vida,

 inmerso  en  la aldea  pesquera    de   tus ojos:  

   Barcas   emergían del mar con cestas   llenas   de  colibries.

 

 Yo,  alma de  felino montés,

me vi   acechando   la  mañana de  tu  piel.

Un  corazón  era  ritual de guerra. 

 

 Con sigilo de arpa,

anduve la orilla  de tus labios  y apresé    tu respiración. 

 Cantamos  lisonjas   al beso,

nuestro pastorcito  gitano   de flautín  hipnótico.

 

   Bautizamos la estrella  con tu signo, 

te quitaste la piel y tapaste mi boca.

 

Ian Henry Deep