Quizás necesitaba alguien
con desórdenes similares
pero ya entendí que nadie
más que tú para salvarme.
Guardas esa tranquilidad
tan pura que calma vientos
la guardas para nadie más
que para este guerrillero.
En tu paz tengo esa calma
para pensar lúcidamente
para amarte hasta el alma
aun un lunes de noviembre.
Sin espinas, la única rosa
en tus manos me tienes
pero solo no sé una cosa
no sé por qué me quieres.