ANEUDIS PEREZ

AGRADECIMIENTO, POR OTRO NUEVO AÑO

AGRADECIMIENTO, POR OTRO NUEVO AÑO

 

En traslación y rotación

he transitado…

y un ciclo mas se cierra/

desnivelado a veces

el eje de mi vida…

la tristeza ha tratado de desorbitarme,

he visto la lluvia mojar mis pestañas,

algo se ha colado en mis retinas

y me ha hecho lagrimear,

serán las pajitas que suelta el recuerdo

cuando sopla en hojarascas en mi silencio.

 

Los colores de la vida reflejados en mis ojos,

cielos grises nublados de melancolía,

en otras son siete los matices que anuncian el sol,

el verde enamorado que trae la floresta,

el amarillo calido que cautiva mi alma,

el rojo de unos labios y de las bellas rosas,

el azul firmamento que anuncia cada día,

el añil que nívea mis pensamientos turbios,

violeta que en jardines pomponea contenta

y el naranja aquietado que va anunciando el alba.

 

La primavera pasa con veredas de flores,

el astro sol que aumenta sus caricias en tierra

y aparece el verano ardiendo en sus pasiones,

acalorando picos y recreando dunas,

se decora el camino con millones de hojas,

el estío reviste el mundo en su belleza,

y arrastra con su viento las penas y las cosas

que estaban escondidas en el fondo del alma,

invierno que me has visto con crueldad y martirio,

que has querido enfriar con tu amor mi alegría…

casi me diste sueño al apagar lumbreras

pero yo como el fénix no muero con tu azote,

tan sólo me renuevo en tu ocaso maligno,

y me renacen plumas avivando mis alas.

 

 

Ahora mirare más allá de los mares,

levantaré hacia el norte mi horizonte de estrellas,

y usare los rayos para hacer mi trayecto,

subiendo a las alturas como el humo subiendo,

 

A pesar de las horas que han contado mis años,

horas largas y muertas, en tantas horas vivas…

mi muerte no ha llegado, en mi aun late un eco…

un retumbar que eleva mis sentidos al viento.

 

Agradezco al amado… al que escribió mi cuento,

un cuento que en letargo se va pasando lento,

un cuento que a veces yo quisiera cambiarlo,

pero el tiempo es muy cruel, pues me sigue narrando.

 

Sólo puedo hacer señas, y nadar aleteando,

en contra de este río que arrastra en sus corrientes…

el pasado que amé, los rostros de esos seres

que jamás volverán, porque ya se han marchado.

 

Aun más allá del puente… puedo ver lucecitas,

una ciudad celeste que me va cautivando,

allí me espera él, el dador de la vida

para hacer realidad…. lo que tanto he anhelado.

 

 

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