Eric W. Benevski

Ortiguera

Cada vez que presionas tu rostro contra mi pecho,

se desprende un millar de alfileres fríos,

se abren camino a través de mis pulmones.

 

Quiero desgarrar tu garganta y quemar tus memorias,

hasta que seas uno con el absoluto eco.

 

Habrás soñado, con amor, a muñecas decapitadas.

Para ese entonces, ya habrás imaginado como mis manos se posan

alrededor de tu cuerpo astral,

y como la nostalgia se hospeda en nuestras mentes irregulares.

 

¿Acaso no te das cuenta?

Yo vivo para negarte y nada mas.

Con recelo guardo tu fotografía,

debajo del fósforo omnipotente en mi regazo,

esperando algún día tener la libertad

de actuar a merced de mi cognición.

 

Mi casta es rareza,

Mundodisco que me agobia.

Esperan que ella viva de mi y yo de ella.

 

Tu, bella ortiguera.

Yo, siendo sombra de tus alas.

Tú, verde grama fructífera.

Yo, paisaje enigmático.

Tú, cielo crepuscular.

Entonces, yo, auge de la noche.

Tú eres sonrisa en mar de apatía.

Yo soy angustia en sosiego.

 

 

Tú eres piel tejida en azul.

 

Te odio.