Alcibiades

Alejandrino con la cruz del olvido

Culpable sediento soy, que te reclama en vano

agua, si sé que no me queréis compadecer,

ni siquiera miráis lo que encarno con mi mano,

ya son menos la importancia del ser de mi ser.

 

El alma mía en mí no quiere permanecer,

en nadie es costumbre el menoscabo cotidiano.

Trascendencia es inútil en cada amanecer,

calvario de olvidarte no resulta liviano.

 

A pesar que cargo la cruz con todo el afán,

en tu ausencia todo es angustia y es tan atroz,

son casi indecibles los martirios que he sufrido.

 

Tu sonrisa, tu mirar encerrado en mí están,

en todas las paredes aún resuenan tu voz,

yo lo sueño y es, perpetuo sueño de mi oído.

 

El señor de los fierros

(Copyright © 2013 - Todos los derechos reservados.)

 

El sueño es lo que no es, pero tampoco es lo que contamos, salvo su angustia inexpresable.