Raúl Daniel

Oración de una madre soltera

¿Qué te diré, Señor, cuando te encuentre

en el juicio que dicen que hay después de la muerte?

¿Podré justificarme, tal vez con palabras,

exponiéndote todos los hechos de mi vida...?

 

(La gente por mí dice: - “¡Es una perdida!”)

 

¿Qué te diré, Señor... que amé con el alma?,

¿qué aposté mi corazón, todo, a una partida?,

¿qué jugaron por mí, porqué desprevenida

confié, entregué, creí?... y ahora dicen

por todas partes de mí... ¡qué soy una perdida!

 

Yo acaricio las sienes pequeñas de mi error,

hecha carne y sangre en el nombre del amor...

él me encuentra todo el tiempo en que me necesita

(¡él no dice que su madre sea una perdida!)

 

Tal vez Tú me condenes, como me condenan todos

los que dicen que mi alma está llena de lodo...

yo continúo amando, porque amar es lo que quiero,

aunque el amar me termine llevando al infierno...

 

Perdóname, Señor, te diré entonces...

si es verdad ¡que Tú perdonas a los muertos!