papajumed

Lágrimas

Paso el tiempo

dando quejas de la soledad;

¡cuántos pesares desangrados!

Vicio interminable de esas lágrimas,

sin cesar vierten el cauce agrietado

de humedad dolosa,

alojándose en el borde del charco

amargo del recuerdo.

 

Cada lágrima brota una y otra vez

fustigando como látigo

la quietud del alma.

Nunca se halla paz

en el espacio lastimado

por la incesante penuria.

 

Salen cuando no las espero

a condenarme la vida,

recordándome

al instante las penas,

y recordarlas

es morirse de nuevo,

aunque no quieras.

 

Y esas lágrimas

volvieron a fluir con mayor

tristeza,

muchas veces descendiendo

impalpables

por las mejillas escarpadas por el llanto.

¡Cada vez más las siento rondar

entre las pupilas yertas!

 

Julio Medina

30 de noviembre del 2013