Volví a soñarte,
una ténue voz me dijo
que es posible.
Volverte.
Un jirón de atardecer cuelga
irónicamente frente a mí,
el viento sopla imágenes como una
barca en un mar desolado,
los pájaros brotan en un pálido renovado cielo,
y mis manos, así también como mi amor,
ramas en flor de los árboles que aquietados en
mis ventanas, llenan mi corazón
con un aire impregnado de querencia.
A veces viajo sin mi presencia,
y me confundo con la eternidad como un
cabello en un bello paisaje,
¡tu rostro fresco y claro se deslumbra!,
¡los paseantes de tu espalda, gotas,
caen todas alrededor como un eterno
resplandor de tus deseos!,
y los colores en locos trajes de tanto amor,
y el dolor desgarrando la natural cobardía.
¿En dónde estoy?,
es larga y profunda la palabra
que pasa, a través del tiempo el
silencio es mi penumbra, en mis pensamientos
todos mis recuerdos me hablan de ti,
¿en dónde estoy?,
en mis ojos relampagueas fugitiva,
en tu mirada me siento renacer como si jamás
fuese lejos, como si quizá, mañana,
¿en dónde estás?,
tengo siempre algo de ti, conmigo,
no para acordarme de ti cuando lo miro, sino,
para mirarlo toda vez que te siento.
No soy bueno en las palabras, aunque no lo creas,
mis caricias guardan todas, lo que no te sé decir,
los ecos cuando respondo a tu aroma,
las verdes praderas del incienso,
el alma de la boca que en tu razón se ahoga,
esos besos que han quedado,
ese principio que no ha terminado y que a veces,
sus alas, nos impiden caminar.
Volví a soñarte,
tú eres la única dueña de lo que escribo,
volverte,
¡en tu espejo mírame,
siénteme, contémplame!,
la imágen que dejas son los abrazos que aún te estrechan,
esos momentos de tu propia intimidad,
volverte, una ténue voz me dijo que es posible.
T de S
MRGC
Namaste