Hugo Emilio Ocanto

Me despedí besando tu frente (Poema) GRABADO

Hoy hace una semana.

Día viernes.

Días de expectativa,

de dolor, de impotencia,

de oraciones... individuales

y públicas.


Los diarios, las revistas,

la radio, la televisión,

pendientes de ti.

De tu estado de salud.

Marchas para concentrarnos

y rogar para que te salves...

Te amaron, hasta

los que no te conocían.

¡Cómo no amarte,

después de lo que te sucedió!...

Estuviste hace una semana

en una colonia de niños,

corriendo, jugando,

riéndote con tus amiguitos.


Sabíamos todos que 

estabas muy feliz...

Hace una semana

estabas con tu padre

allí, en la colonia.

Tu padre te ofreció

tomar una gaseosa.

Tú preferiste agua.

Fuiste hacia el dispenser

para servirte un vaso.


Una bala perdida

rozó tu cabeza.

Caíste.

Te llevaron al hospital,

te operaron...

Del otro lado de la laguna,

malhechores discutían.

Peleaban y comenzaron a balearse

unos contra otros.


Una bala perdida,

cruzó la laguna

y cayó sobre tu cabecita

de muñeca...

Lesión inter craneana,

operación...

Rezos, tristezas, amarguras,

de toda nuestra ciudad...


Y más allá de ella...

Un hecho público,

solidario, todo Santa Fe

expectante de tu supervivencia.

Diagnóstico reservado.

Sin variación.

Sin avance... pero con la esperanza

que te salvarías...

No fue así.


Cercano al comienzo

de este día viernes,

cerraste tus ojitos

de hermosa muñequita...

Dejaste de pertenecer

a este mundo.

Dios te llamó

para que visites su Reino Celestial.


Dios prefirió que vivas en su casa,

antes que siguieses viviendo,

tal vez quién sabe cómo...

Hubieras quedado imposibilitada

de por vida... tal vez.

¡Cuánto dolor para tus padres,

tus abuelos, tus tíos,

para la gente que te conocíamos

y tanto te amábamos!

 


Eras única hija.

Y ahora, tus padres,

han quedado sin ti.

Esta mañana fui a visitarte,

a despedirme de ti,

a darte el adiós final.

Estábamos en tu velatorio,

todos llorándote.


Tenías sobre tu pecho,

una muñeca, como tú, hermosa...

Todo ha sido dolor, llanto.

Me despedí de ti

dándote un beso 

en tu frente...

Una vez más la inseguridad,

la mala gente...

Esa bala no sólo

te tocó a ti,

sino también

a un empleado del club,

al cual la bala rozó su estómago...

Y después pudo contarlo...

Fue muy leve su herida.


En este mundo tan inseguro

no sabemos si al salir,

hemos de regresar a casa

con vida. La inseguridad,

y los horrores de la calle,

de la mala gente,

que se balean unos contra otros,

sin mirar a quiénes pueden dañar,

a quiénes pueden matar...

Mucha presión he tenido

debido a tu muerte Serena...


Así tus padres te han bautizado,

Serena...

Toda nuestra ciudad consternada.

Preferí no acompañarte

al cementerio.

Decidí despedirte donde te velamos.

¡Hasta cuándo existirán estas muertes!...

Tú jugabas, reías...

y una bala perdida rozó

tu cabecita de muñeca humana,

para quitarte la vida.

Siete años de vida 

tuviste Serena.

De nada valieron nuestras oraciones.

Jesús prefirió invitarte a su  Reino.

Allí con Él más has de estar, eternamente...

que descanses en tu merecida paz, Serena..

Derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 07/12/2013)