Tres, son los corceles
que eléctricos y oscuros
arrastran,
el día a la noche
y los ríos al océano.
Iluminados, los quijotes
que a la suerte del hombre
sostienen,
la lagrima flotante
entre sangre de caña
y silencios no dichos.
Espinas que se encuentran
¡Ay del amo adorable!
tras el velo de los eclipses
y las prófugas nubes
que lunas tajan.