Qué fortuna, qué dicha, el ser humano
cuya vida y alma son su riqueza,
no sufrirá de la cruel pobreza,
sea niño sea joven o anciano.
Qué gracia, maravilla, los hermanos
que ayudan, y la madre que reza,
y el oro que en balanza no se pesa,
y puede ser contado con la mano.
Yo con un breve trazo de mi pluma,
a quienes son mi más rico tesoro,
con el deseo que la tinta auxilia:
Les sume Dios tanto como me suma,
la salud y los años. Esto imploro,
por ustedes; amigos y familia.