El último ángel
bajó del cielo
quiso sentir el placer
y el rencor de los celos.
Probó la carne
de sabor humano
bebió del cáliz
donde los sueños son vanos.
Deseó copular como nunca
lo había pensado
y la luna y el sol
en un eclipse rozaron
los sueños del último ángel.
El último ángel mordió dolores eternos
gozó de las fragancias
y olvidó el Cielo;
perdió sus alas
y sintió el invierno
sus ojos lloraron placer
al cortar las rozas al viento.
Y sus días eran fotografías
manchadas de blanco y negro
y quiso al tiempo renunciar
pero una mano sagrada
desde lo alto
le presionó el pecho.
El último ángel
rodó en la tierra sombría,
sació su sed en la carne
y su postrero aliento
giró en la plomiza tarde
sin que nadie en el suelo
escuchara el lamento.