--¡Hola abuelito!
-- ¡Hola mi nietito querido!
--Papá recién me retó.
--¿Y por qué te retó?
--Porque le dije que quería
que me comprara un árbol de Navidad...
--Querido...¿sabes qué es lo que pasa?
Los árboles Navideños este año están muy caros...
--¿Y cómo a mi amiguito de enfrente
le regalaron uno grande...muy grande?...
--Es porque su padre pudo comprárselo.
El tuyo no puede hacerlo
porque no le alcanza el dinero.
Pero no debes preocuparte por eso.
--¡Qué malo es papá!...
--No, tu papá no es malo.
Es muy bueno, mi hijo.
Hace todo lo que puede
por ustedes.
--Sí, pero no quiere comprarme el árbol...
--Ya te he dicho que no puede.
Tienes que comprender que no es por maldad.
Pero el dinero que él posee
sólo le alcanza para educarte,
y comprar las cosas más necesarias...
no tienes que tomarlo así...
Algún día llegarás
a comprenderlo, Dieguito.
--¿No me lo podrías comprar vos abuelito?
--Mi amor, con mi jubilación
apenas me alcanza para subsistir...
Escúchame, haremos algo interesante,
que te va a gustar...
Trataremos de comprar
unos humildes adornos,
y hemos de revestir
a este hermoso árbol que tenemos en el patio...
¿qué te parece la idea?
--¿Te parece que ha de ser lindo?
--Claro que sí, Dieguito, ya verás, ya verás...
Vamos a transformarlo
en el árbol Navideño
más hermoso de la cuadra...
--¡Qué lindo, abuelito,
qué contento estoy!...
Te quiero mucho, abuelito.
--También yo, querido nieto de mi alma...
Derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 09/12/2013)