De hastío se viste el horizonte
cuando el sol no ilumina
y no dejo de repetir tu nombre…
no quiero que el tiempo extinga
todo el sentimiento que mi pecho esconde.
No quiero que el tiempo se acorte
junto a mi fatiga,
para estar contigo…
con la pasión que mi piel eriza
y con los besos que llevo conmigo.
Aunque a veces, pienses, que no tengo prisa,
prosigo bien mío con mi desvarío.
Y bajo la sombra que cubre mi hastío,
sigo tus pasos trazando el camino…
Para dejar mis huellas cuando ya no exista
y dejar constancia que siempre te quise…
Que no fue mi culpa si a otra quisiste,
yo estuve siempre con el paso firme…
Por los caminos y recodos
que hube encontrado,
anduve buscándote siempre
y caminé con paso apurado,
inclusive, por esos senderos cerrados…
Y por esos desiertos llenos de cardos,
en donde no encontré un oasis,
ni siquiera un lugar para mi refugio,
el sol me abrazó y mi piel se insoló.
Y te busqué, de costado a costado,
en el inmenso mar y acantilados
y por terrenos muy escarpados,
no fue mi culpa el no haberte encontrado.
Pero te busco y te seguiré buscando,
mi búsqueda no ha claudicado…
No quiero dejarte en el tiempo, atrapado,
sin que te des cuenta... cuánto te he amado.
Y si nunca te pudiese encontrar,
que quede constancia que te amé de verdad.
Y si nunca lográramos vernos
que quede constancia
que te amé en la distancia.
Y si nunca besare tu boca,
me iré con la angustia
que mi alma trastoca.
Y en el pergamino de mi vida triste,
te dejaré el poema que nunca leíste.
Y con él te darás cuenta
que el verdadero amor si existe.
Felina