David de la cruz Alvarado

DIME QUE PASO...

Dime que nos pasó, dime que fue lo que sucedió,
un día estando tan juntos y al otro tan distantes,
un día diciéndome TE QUIERO  y al otro olvidándome,
un día amándonos en el fin del mundo
y al otro me dejas solo como un vagabundo.


Dime que fue lo que hice, al final no entiendo nada
tú diciéndome que fue un error y que por mí no sientes nada.
Recuerdo nuestra primera cita, muy cerca del mar,
estabas muy contenta y vi tus ojos brillar.


Recuerdo diciéndome te quiero al oído, tú con una sonrisa linda
y una mirada tierna que nunca voy a olvidar,
abrazándome fuertemente dijiste: Te quiero, te quiero,
para siempre y hasta el final.


En esos instantes me llene de valor, para declararte mi amor:
“Quiero estar siempre a tu lado, quiero compartir mi vida contigo,
quiero que tomes mi mano y me acompañes al infinito,
quiero sentir tus labios en los míos, quiero sentir tu respiración
 y tus latidos, quiero reír y llorar a tu lado, quiero ser por siempre tu enamorado”.


Sorprendida y contenta con tus ojos llenos de brillo me
dijiste: “Si, yo también te quiero y quiero estar siempre contigo”;
sellando este pacto me diste el más hermoso beso de mi vida,
la verdad que ese día nunca se me olvida.


Dime ahora porque cambiaste de lo más tierna y sencilla
a una chica rebelde, dura y fría.
Dime ahora porque si me querías, me dejaste solo
y triste en esta eterna agonía.


Dime ahora como puedo olvidarte, si estas en lo más profundo de mi alama
dime maldita sea como puedo sentir que no te quiero
si tú eres mi mundo y sin ti me muero.


Te entregue mi amor, te entregue mi vida,
te entregue mi alma, te entregue mis días,
ahora me matas, me dejas solo, triste, herido
y hundido en este enorme vacío.


Mi corazón queda solo y desolado, triste y abandonado,
lo llenaste de mucho amor para luego dejarlo desamparado.


No me queda más que refugiarme en esta quimera,
no me queda más que escribirte este poema,
no me queda más que el llanto para acompañar este dolor,
solo me queda la tristeza inmensa muy dentro de mi corazón.


No me queda más que aceptar que nunca volverás,
que te perdí para siempre en la oscuridad,
que esos días de amor y de alegría se hundieron en el fondo del mar
y que a mí solo me queda naufragar en ese mar enorme de mi llanto
que se origina al recordarte tanto.