Adelaida López Marcos
EL MUGIDO Y EL VIENTO
Muere el toro de plata
con el mugido caído,
es vasto en su caída
como los almendros,
como los olivos caen
¡y ha caído!.
Se estremecen sus huesos,
¡sus huesos de plaza!
su cemento de lomo,
su mugido de sueños
traicionando a su espalda.
Se han ido sus años de plata
con sus cultivos,
ya no hay almendros,
ni olivos,
ya no hay huesos que unan
a su mugido y el viento.