He visto a las piedras ir a paso lento,
formando columnas tras un caminante
y arriba en la cima detener su andar.
He visto a las piedras viajar con el tiempo
marchitarse el rostro, pintarse de gris.
He visto a las piedras agruparse en pircas
Formar ciudadelas andenes y cercas.
He visto a las piedras rodar cuesta abajo,
partirse en pedazos , perderse en el lodo.
He visto una piedra gigante, en la chacra
como centinela y bajo el regazo
acunar al ciervo que placido duerme.
Dicen que las piedras no poseen alma,
que el hombre insensible tiene alma de piedra.
Que la piedra es solo mineral compacto,
que no tiene vida, que es un cuerpo muerto.
Las piedras tienen alma y viven y sienten,
ellas se parecen a mansas ovejas.
He visto a las piedras reír con las flores
jugar con la yerba, cantar con la luna,
bailar a la ronda con las estrellitas,
silbar con el viento llorar con la tarde.
He visto a las piedras sangrar por la herida
que una gota de agua, le rompió la piel.
He visto a las piedras vestirse de negro
y con voz bajita charlar con la noche.
He visto a las piedras en la sepultura
muy junto al cadáver ser sus compañeras.
He visto a las piedras caer al abismo
y en esta caída morir con mi sombra.
Eugenio Sánchez Bacilio