El Bacalao (Gadus morhua) su piel tiene un fondo amarillento con manchas pardas, verdosas y también rojizas, pero predominando el pardo. Una línea clara lo divide a la mitad lateralmente. Su bajo vientre tira a lo blanco. Tiene un corto barbillón en el mentón. Es un pez de carne dura y su cuerpo es alargado. Hay bacalaos que pueden llegar a pesar más de cincuenta o sesenta kilos. Vive en fondos sobre una profundidad comprendida que va desde las dos a las sesenta y ochenta brazas. Pero a veces profundiza más.
Este pez tiene la peculiaridad de formar grandes bancos. Su reproducción es muy fecunda. Se pesca al cerco, arrastre, palangre, con el sedal desde la costa y desde a bordo de cualquier embarcación. La pesca del bacalao es muy antigua, desde los barcos de vela llamados los “Doris” que llevaban botes para largar los palangres en sentido vertical. En cada anzuelo una boya y cada bote cuando ya iba cargado de bacalao, si el barco estaba cerca lo iban a descargar y si estaba muy alejado de cada bote esperaban por el bote mayor o por el barco para descargarlos. Los portugueses han sido unos de los primeros en armar para esa pesca. Los nativos de San Juan de Terra Nova, como los de Groenlandia, los pescaban desde sus antiguos muelles costeros y del puerto. La pesca del bacalao tiene mucha historia. Una de las mayores batidas que reciben los inmensos bancos de bacalao tanto en las aguas de Terranova como las de la Isla de Groenlandia han sido desde los años 1949 hasta 1970. Esto ha sido desde el inicio que se empezaron a construir los barcos de hierro que transportaban desde mil doscientas a mil quinientas toneladas cada uno. Los barcos de hierro capeaban mejor el temporal que los de madera, porque de los de hierro raro era que hubiera un naufragio sin embargo, con los de madera, algunos siempre había.
La pesca del bacalao ha sido la más dura, cruel y amarga del mar como también los cargos de mando y tripulación se reconoce que las campañas eran tres y ya uno iba cansado. A pesar de adquirir buenos ingresos económicos las compañías de estos barcos de hierro, verdaderamente eran duras por los grandes temporales, el hielo y el frío polar. A esta pesca acudieron tanto rusos, franceses, españoles, portugueses y canadienses y otros que no recordamos.
Primeramente los barcos de hierro y los antiguos de madera, eran bacos que sólo un barco arrastraba el bou por la popa y cuando había que meter el saco del bou lleno de bacalao a bordo, lo tenían que meter por el costado. Al modernizarse los barcos de hierro abrieron una rampla por la popa del barco que cuando llegaban las puertas del bou a bordo el aparejo subía por la rampla que era una maravilla.
Por el medio de esta flota había parejas, que eran dos barcos tirando por el bou cada uno por su cable y de esta manera abrían más las piernas del bou y los lances salían a reventar de bacalao. De esta forma, cargaban antes que los demás barcos. A estos barcos se les pasó a llamarles rampleros. Señores lectores, disculparnos por dejar de contar muchas cosas e historias de la pesca del bacalao.