Mi casa es para mi un tesoro,
es en ella donde se cobija
el tránsito de mis días,
donde los sueños se forjan
a lo largo de la vida.
La contemplo emocionada,
orgullosa de mi misma
y hasta me parece mentira
que sobre lo que fuera un huerto
esta maravilla esté construida.
Se encuentra en lugar privilegiado
de la zona baja de Buñol,
donde su río serpenteando,
el \"Ciprés\" y el \"Hortelano\"
casi toco con mis manos.
Es tan bello el paisaje
que se ofrece desde sus ventanas
que te invita y acoge
cual volteo de campanas.
¿Que podría decir de mi casa
sin pecar de engreída?
porque es difícil expresar
cuanto se puede amar
algo puramente material
sin ser correspondida.
¿Será porque sus paredes
encierran más de cuarenta años,
de penas y alegrías,
de voces infantiles
y de el dolor de la agonía?
¿O acaso su pequeño jardín
que luce en la trasera,
el naranjo y el jazmín
floridos en primavera?
¿Será porque el astro sol
la ilumina por la mañana
y se pone al salir la luna
por los peñones de la \"Jarra\"?
¿O tal vez el frodoso limonero
que sus ramas llegan al balcón
plantado por mi marido con ilusión
una lejana tarde de febrero?
¡Sea cual sea el motivo de quererte
quiero adorarte y no pensar
que un día tenga que abandonarte
cuando no te pueda cuidar!
Tú eres el fruto, casa mía
del trabajo y la constancia de dos seres
que por ti apostaron un día
sin temor ni cobardía.
Fina