Están las tinieblas de la noche,
hablándose entre ellas
y mi corazón de dolor
se desconsuela.
Están buscando sangre
para nutrirse,
en su intrépida avaricia.
Siente este corazón que sufre
las quimeras de sus penas,
esperando que lleguen
luces nuevas;
las voces de la oscuridad
lo abruman.
Está el manjar de porcelana,
disimulando belleza,
con la ilusión de ser probado,
sin que se escuche una queja.
No se consuelan las lágrimas,
la muralla cada vez es más alta,
ni con grandes esfuerzos
se traspasa.
Sólo el dolor es su compañero,
por esos extraños
y oscuros senderos.
Las garras de los buitres,
acechan para conseguir la presa.
Imaginación maquiavélica,
que en la mente deja huella.
Con voces nuevas de Luz Cósmica,
la maldad se vuelve hueca.
Y confusas, ciegas y sin tregua,
las voces que gritan, se disipan
en las tinieblas.