Lobos, hambrientos, matan para comer. Bajan del monte y atacan las ovejas indefensas. Es la naturaleza.
Lobos, sin hambre atentos, en las ciudades, buscan sus presas para saciar el hambre de su mal carácter. Es la naturaleza del ser humano.
Son distintos, los que buscan comida lo hacen por necesidad, los otros por maldad.
Sé que me vigilan de lejos, su cobardía no tiene medida. Equivocados están, a mí ni un pellizco me quitaran de mi piel. Los veo primero y los conozco, para ellos mejor será que no lo intenten, las victimas serán ellos.
De oveja no tengo nada, al contrario, cuando vienen, yo ya me he ido. Mi adelanto es grande, nunca me alcanzaran.
Muchas horas he gastado en intentar percibir cómo funciona la mente y ya poco o nada queda para dejarme engañar.
Por mui callados y escondidos los presiento, me dan lastima, los pobres, son payasos sin circo, sin gracia, son aberraciones.
Me divierte, este juego de escondidas, son gatos escondidos con la cauda de fuera.
Su pecho de pavo, su crista roja, terminaran en una mesa asados en un horno cualquiera.
Borrachos de vanidad, se ahogan en su proprio olor a vino.
No se acuerdan que somos un esqueleto, sin suporte, que por cualquier cosa perdemos el equilibrio y en una alcantarilla quedamos hasta que los levanten. Algunos tienen que tener un arma para sentirse fuertes, por veces el tiro sale por la culata. Sé do que hablo ya fui testigo de muchas situaciones.
Muchas cosa no las tengo en mi diario, sería tan grande que ni cogerlo podría por el peso.
Al acaso, voy poniendo, algo, en las entrelineas hay mucho, algunos lo entienden, es lo bastante.
No es un tribunal, ni un pedido de limosna para mí, es el contenido de un todo, que he vivido.
Un perro tuve, se llamada Nero, más alto que yo, razado de lobo, me obedecía en todo. Mi Madre tenía miedo y él lo mismo, si un subía y otro bajaba las escaleras daban media vuelta e volvían al sitio de partida.
Pero por la noche si algún perro entraba en la finca lo mataba. Una noche estando las dos solas, oímos un perro con unos latidos terribles y sin consciencia en camisón, era verano fuimos a, mirar lo que pasaba. La avenida tenia ,mas que quinientos metros, fuimos andando hasta el final, donde había un jardín. Allí estaba mi perro, con el pelo largo en pie con el otro en la boca, levantó la mirada y en aquel momento, sentí el peligro. Sus ojos estaban transformados, como de un lobo. Entonces sin decir nada, empecé a andar para casa con calma sin correr, bajito dije a Mama, “haz de cuenta que no tienes miedo y vamos de espacio hasta podemos escapar en seguridad.” Al llegar mui cerca de la casa por el lado de la cocina empezamos a correr, subimos las escaleras que parecía no terminaban y nos cerramos dentro. Aun hoy no sé qué Santo nos ha protegido, el pecho de mama subía y bajaba como loco. Con la tensión alta que tenía estaba preocupada. Fui a coger un vaso de agua con un poco de azúcar y se lo llevé. Pasado unos minutos, me dijo, “que locas somos, nos mataba a las dos”. No contesté pues sentía lo mismo.
Por eso conozco los falsos lobos que vigilan mis pasos, pero hoy estoy preparada para terminar con ellos.
Cierro mi diario, ya no tiene páginas, otro abriré y continuaré a escribir como el viento, fuerte, brisa, frio o tempestuoso.
Como hojas volando sin fuerza para parar, escribiré como vuele mi pensamiento.
Termina el año, termino estos retazos de mi diario. Mañana de nuevo continuaré con más.
Porto 8 de Diciembre de 2013
Carminha Nieves