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Óigame, padre, madre, representante o no creyente,
si es que está a cargo de un nuevo adolescente
y es que ahora él, las normas las empezará a rebatir,
buscará de ajustar el mundo a su propio existir.
Es muy cierto que una noche cualquiera,
usted le dijo: “a dormir, mañana otro día nos espera”
y su niño se acostó ese día muy obediente
y al cantar el gallo ¡Dios mío, ya era adolescente!
Abrió sus ojos ese día la hermosa criatura
y con un nuevo humor empezaba ya la aventura;
con una mirada extraña a usted ya le veía,
como la mirada perdida entre la noche y el día.
Su príncipe o princesa, que en su cama de siempre durmió,
al saludar a ese nuevo día, también lo sorprendió
y éste, al igual que usted se dijo: ¿lo cambiaron?
abrí los ojos como siempre… y no me avisaron.
Pues sepa usted, que una nueva etapa de vida comenzó,
“sin aviso y sin protesto” …de atrevida a ninguno avisó
y ahora, desde la visión aguda de ser adulto,
tendrá que echar mano hasta del lenguaje nada culto.
Empezará la comunicación a hacer sus travesuras,
será como lanzarse al vacío, una gran locura;
llegarán las nuevas palabras sin invitación,
las que todo adolescente invoca como una oración.
Obviamente, también llegará el cuestionamiento,
como el rezo que se hace en todo momento,
lo que les sonará a todos como un gran hastío,
pero es que ya ambas partes empiezan con su lío.
Fíjese usted, la ropa que él o ella se ponía,
de la noche a la mañana ya es una tontería,
porque el nuevo estilo juvenil ya se impone
y usted dirá: “y esto con qué se come”.
Y si del colegio a usted una nota escrita le enviamos,
tenga claro que con su morral, ahora también conversamos;
las notas, usted y yo, convivimos con un adolescente,
por eso su morral siempre tendrá algo que nos cuente.
Si tiene usted varones adolescentes,
su presupuesto no será muy convincente,
ya que ellos en la gastronomía son muy expertos,
ahora usted y su bolsillo quedarán boquiabiertos.
Si se trata de princesas que se hacen adolescentes,
su presupuesto también tendrá que ser muy valiente,
pues son todas ellas unas expertas de la moda,
ahora, sin importarles cómo usted se acomoda.
No es mentira ni es cuento lo que hoy les digo,
usted y yo somos de todo esto, fieles testigos,
sólo le aconsejo que para entender a su adolescente,
recuerde que usted también lo fue, téngalo presente.
Hija del Sol
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