Corren ciegas las horas
en un tiempo que es lerdo
corren tras de un recuerdo
de omisión detractoras;
son de afanes rectoras
confusión…desaliento
nebuloso momento
del efímero ahora,
donde el tiempo devora
el fugaz pensamiento.
Vulnerado el presente
con razón temerosa
la palabra dudosa
prolifera en la mente
y el recuerdo ya ausente
de un pasado hoy incierto
planta al alma en desierto
de zozobra y apuro
y en bochorno inseguro
oscila el desacierto.
Las ideas hundidas
enmarañan los hechos
que apretujan despechos
entre historias perdidas;
donde causas vividas
son verdad sumatoria
y en razón perentoria
arde el drama de olvido,
que al recuerdo querido
calcina en la memoria.
Con el rostro indeciso
entre espanto y sorpresa
algún eco regresa
oscilando impreciso;
mas el tiempo es omiso
en volátil presente
en segundo renuente
la experiencia se olvida,
cuando en la hora extinguida
queda absorta la mente.
Corre el tiempo inclemente
entre lapsos perdidos
mil recuerdos heridos
en estado inconsciente,
la temida corriente
los arrastra al olvido
sin saber que han partido
rumbo al mar de la ausencia,
náufraga es la existencia
en mar embravecido.
La indefensa mirada
en asombro perpleja
inquietudes refleja
de razón desolada
y debate callada
la extrañez que le afecta
para en dudas infecta
enjugar su mañana,
cuando en hora lejana
su congoja proyecta.
Corre el tiempo perdido
transitando indolente
marchitando insolente
el instante vivido;
el cerebro excedido
por espacio y ausencia
muestra clara evidencia
en razones difusas
y en palabras confusas
expresa reticencia.
Y ya ciegas las horas
con andar agitado
avanzar no han logrado
desde instancias mentoras,
ya que ingratas demoras
su carrera la obstruyen
todo esfuerzo diluyen
disipando emociones
y exaltando tensiones
al pasado destruyen.
Del momento extraviado
se descuelgan los años
los recuerdos huraños
su memoria han trucado;
el semblante agobiado
especula el presente
hasta hacer evidente
el trastoque absoluto,
en un tiempo que enjuto
es fugaz en su mente.