Parada yo, en una acera,
Escuché un canto bonito,
Fue el canto de un pajarito
Que se encontraba a mi vera,
Encima de un arbolito.
Impactada me quedé
Al oír su alegre trino,
pues en medio del camino
extasiada yo quedé
oyendo algo ¡tan divino!
Que mi alma cautivó
Y le silbé alegremente,
Porque sentí, de repente
Que su canto motivó
En mí, algo diferente.
Que me alegró el corazón
Para que viviera el día,
Con muchísima armonía
Y tuviera otra razón
Para sentir la alegría.
Vero
10.12.13