Me acecha la pluma
y de sus letras la nostalgía
que me escurre por el cuerpo,
como gran cascada
entre el peñasco del olvido.
Estas y no estas conmigo,
dulce, íntimo tu recuerdo.
Y es éste músculo que sangra,
el que está y no está contigo.
Ya no sé que palpita,
si acaso un corazón esquivo,
o el simple eco del vacio.
Te me fuíste, límpido,
blanco y en callado amorío,
y me dejas ausente tu presencia
en la noche que me besa la conciencia,
o el sueño que me cubre el hastío.
No estas... Volaste, pájaro herido,
y no viste que aquí...
que aquí tan sólo me quedaba el vacio.
Heber S. S.